El 2 de septiembre de 2020, renové mis votos: Castidad, Pobreza y Obediencia a Dios, con el deseo sincero de fidelidad a Él y entrega a la misión de mi Congregación, dedicada a niños, jóvenes y mujeres en situación de vulnerabilidad y exclusión de la sociedad.
Agradecida a Dios por el don de la llamada, me encomiendo a vuestras oraciones, para que mi servicio a Dios, lo haga con generosidad y alegría, como lo hicieron nuestras dos madres, María Santísima y Madre Esperanza (nuestra fundadora).